Primero el Congreso de los Diputados, mandado construir por Isabel II al arquitecto Narciso Pascual Colomer, edificado sobre el antiguo convento del Espíritu Santo e inaugurado en octubre de 1850. Solemne edificio neoclásico escoltado por los famosos “Leones del Congreso”, que nos invitan a entrar por la puerta principal a conocer la historia política del siglo XIX y XX de nuestro país, siendo testigo de hechos tan relevantes como las proclamaciones de los dos últimos monarcas o el golpe de Estado de 1981.
Pero manteniendo los ojos bien abiertos nos enteraremos, a través de las pinturas, de otros sucesos acaecidos quinientos años atrás, con protagonistas como los Reyes Católicos o Carlos I de España.
El otro edificio que forma parte del Sistema de Representación bicameral es el Senado o Cámara Alta. Formado hoy en día por dos construcciones: la primera, el antiguo Colegio de la Encarnación, de religiosos agustinos, del siglo XVI, donde está el antiguo Salón de plenos, usado hoy en día para actos especiales. En él, se sentaban los senadores, enfrentados al estilo inglés, pero con una separación suficiente para no tocarse cuando las discusiones subían de tono y llegasen a las espadas. Y en este mismo espacio seguiremos viendo otras maravillas como la biblioteca, admirada por su diseño y contenido, así como las grandes pinturas que se pueden contemplar por los pasillos del Palacio. Además, no faltará la visita del edificio anexo, construido recientemente para albergar el nuevo Salón de Plenos.
Esta es una forma de mirar el interior de los edificios desde donde se dirige la política de nuestro país. Y espero, que no caigamos en la tentación de buscar y observar a los que la dirigen, ya que nos distraerían de lo importante, de lo bello y de lo sustancial.
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