Departamento de Orientación

Departamento de Orientación


La educación es una fuerza, un motor de cambio que avanza en ambos sentidos, tanto de fuera a dentro como de dentro a fuera. Si siempre hemos dado importancia a lo que un alumno es capaz de aprender, no podemos olvidar qué hace la persona con aquello que sabe. El conocimiento ha de ser la mayor fuente transformadora de la sociedad, de ahí que no solo debamos centrarnos en enseñar conceptos y procedimientos, sino en intentar que  el alumno los use como herramientas que hagan de él una persona crítica y creativa.

La educación como motor de cambio no genera sólo hacia fuera, sino que también transforma la persona que somos, el niño/a que se convierte en adolescente y avanza hacia la juventud y adultez, está inmerso en una transformación permanente, compleja y llena de obstáculos. Acompañar ese proceso, avivarlo y apoyarlo es un elemento fundamental para nuestro departamento.

Comprender que las personas estamos en un cambio constante, indeterminado y difícil de predecir, convierte nuestro trabajo en un constante camino de posibilidades y esperanzas, cimentadas en la confianza y en una falta de juicio destructivo, un trayecto  largo y tedioso de final incierto pero apasionante.

Durante este trayecto, nos preocupamos por educar para la felicidad promoviendo una educación que prepare a nuestros alumnos para vivir en sociedad, para potenciar al máximo sus capacidades y para conseguir aquello que todos los seres humanos perseguimos, ser felices. Apostamos por una educación que va más allá del concepto tradicional de educar, basado en la adquisición de conocimientos, potenciando y estimulando el desarrollo integral de nuestros alumnos desde edades tempranas.

Para ello, incorporamos en el día a día actividades basadas en sus intereses y motivaciones, respetando siempre sus ritmos de aprendizaje. 

En el área de Educación Infantil nuestro el objetivo es que los niños aprendan y afiancen los contenidos curriculares jugando,  y a través de las técnicas alternativas que mejor se adapten a sus necesidades individuales, tanto en alumnos con dificultades de aprendizaje como sin ellas, ya que mejorar su confianza, su autoestima y potenciar su desarrollo emocional, son los pilares básicos de nuestra metodología en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Para continuar con este proceso en Educación Primaria y que éste sea de calidad, apostamos por un modelo ecológico en el que todos los participantes deben de coordinarse conjuntamente. Profesores, familias y alumnado deben de trabajar en armonía para que entre todos podamos crear un ambiente educativo que sea enriquecedor para el desarrollo global de los alumnos. Un contexto en el que nuestros educandos puedan desarrollar su educación ética y sus valores humanos. Todo ello se lleva a cabo con actividades en las que el estudiante debe de leer, pensar y escribir. Leer para aprender cómo son las cosas, pensar para entender y relacionar los contenidos, escribir para crear nuevos conocimientos.

Para que este desarrollo sea tanto de fuera a dentro como de dentro a fuera, el educador posee estrategias para despertar el interés del escolar con actividades adaptadas a las características y necesidades de cada alumno. Un discípulo motivado, es una oportunidad de construir una buena persona, capaz de aportar valor a la sociedad y de ayudar a crear un contexto educativo, con el fin de que otras personas continúen con el mismo proceso: educar para la felicidad. 

Este objetivo continúa cuando el niño se convierte en adolescente y empieza a cursar Educación secundaria.

Esta etapa reúne gran parte de los miedos de las familias, los chicos entran en una etapa complicada donde los padres dejan de ser un referente a quien imitar, para convertirse en una figura a la que en muchas ocasiones retar y en tantas otras esquivar. La adolescencia es un momento clave en el desarrollo de una persona, nos soltamos de la mano y deseamos volar solos, en muchas ocasiones con las alas atadas, pero con un ímpetu difícil de sujetar y dirigir.

El centro se convierte en estos momentos en un eje de sus vidas, criticado como nunca, y tan necesario como siempre en su formación, ya no solo académica, sino emocional y actitudinal. Es en ese camino tortuoso y complejo  donde el departamento de orientación toma un papel de cuidado y guía, desde las sombras, cercano, y al mismo tiempo silencioso. Estamos cerca del profesorado para guiarle en los conflictos y dificultades que aparecen en las aulas, cerca de las familias para ayudarlas en ese trayecto duro emocionalmente y difícil en el día a día, y desde luego al lado de los alumnos y alumnas que en numerosas ocasiones requieren de nuestro apoyo y dirección para tomar las decisiones que encauzarán su vida.

Debemos intentar compensar sus necesidades tan acuciantes e inquietudes propias de la edad, con la formación académica y personal, de ahí que lancemos continuos retos para que se sumen a una formación que debe ir más allá de exámenes y boletines de notas. La formación académica es mucho más que exigencias puntuales en un folio en blanco. Al final de este trayecto han de saber qué desean, hacia donde quieren ir. Preguntas que han de responder para hablar de un verdadero éxito académico. Este camino es el que debemos recorrer junto a ellos, apoyándoles y ayudándoles en las diversas dificultades que se presenten, académicas o personales, para lograr mucho más que un certificado al final del viaje. Desde estas líneas les animamos a que nos llamen y se apoyen en nosotros cuando lo necesiten o consideren.