Nacido en reino Unido en el año 1942, concretamente en Oxford, hoy la enfermedad que padecía -esclerosis lateral amiotrófica (ELA)- ha sido más fuerte que su voluntad y ha fallecido en Cambridge. Su imagen siempre recordada como un ejemplo de superación y constancia, y, además, a lo largo de su carrera como científico desarrollo muchas teorías y logró descubrimos que lo sitúan como uno de los mejores físicos de la historia.
Con el claro objetivo en su cerrera de dar respuesta a cómo es y funciona el Universo, fue el precursor de la teoría del “Big Bang”, que consideraba que era el principio de Teoría General de la Relatividad de Einstein y, también, indicó que él creía que el final de esta son los agujeros negros (era un gran experto en ellos, creando su Teoría de la Radiación en la que afirmaba que estos eran capaces de emitir energía… algo que más adelante corrigió, ya que indicó que los agujeros negros simplemente lo absorben todo).
Otra de las conclusiones a las que llegó el científico a lo largo de su vida (y hablamos de un físico que no tuvo problemas en replantearse sus propios científico) fue la afirmación al respecto de la no existencia de límites en el Universo, algo que ha estado siempre de actualidad y que ha tenido grandes detractores. El caso es que a Stephen Hawking le gystaba llevar la física cuántica a sus extremos.
Como se ha comprobado, estar postrado en una silla de ruedas que controlaba con el movimiento de los ojos y la cabeza -la voz era emitida por un sintetizador electrónico- no pudo con su perseverancia. Todo esto no consiguió doblegar a Stephen Hawking, que es un claro ejemplo de voluntad y manifestó que “el compromiso me salvo la vida, medio una razón para vivir”. Una inspiración para todos. Descanse en paz.
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