Hoy en día como madre y educadora me plateo si no nos estamos equivocando a la hora de educar a nuestros hijos. Creo que los sobreprotegemos demasiado en todos los aspectos.
Yo recuerdo que cuando era niña en el parque en el que yo jugaba había arena con la que jugábamos a darles de comer a nuestros muñecos y columpios a los que todos nos subíamos sin ningún problema. Ahora, los parques tienen el suelo acolchado y los columpios tienen unos diseños especiales para seguridad y están catalogados según edades. Yo montaba en bici sin casco, rodilleras y espinilleras y cuando me caía mi madre no salía despavorida corriendo, yo me levantaba y volvía a dar pedales. Hoy los niños parece que mas que a montar en bici con sus papas van de maniobras con el ejercito. Cuando se van haciendo mayores la cosa no cambia mucho. Si un profesor les regaña o suspenden algún examen acuden a casa llorando en busca del consuelo de mamá y de papá. Cuando yo suspendí por primera vez me made me dijo: “Lo has intentado, has estudiado, has trabajado y te has esforzado, pues la próxima vez estudias mas y mejor”.
Yo recuerdo que cuando era niña en el parque en el que yo jugaba había arena con la que jugábamos a darles de comer a nuestros muñecos y columpios a los que todos nos subíamos sin ningún problema. Ahora, los parques tienen el suelo acolchado y los columpios tienen unos diseños especiales para seguridad y están catalogados según edades. Yo montaba en bici sin casco, rodilleras y espinilleras y cuando me caía mi madre no salía despavorida corriendo, yo me levantaba y volvía a dar pedales. Hoy los niños parece que mas que a montar en bici con sus papas van de maniobras con el ejercito. Cuando se van haciendo mayores la cosa no cambia mucho. Si un profesor les regaña o suspenden algún examen acuden a casa llorando en busca del consuelo de mamá y de papá. Cuando yo suspendí por primera vez me made me dijo: “Lo has intentado, has estudiado, has trabajado y te has esforzado, pues la próxima vez estudias mas y mejor”.
En conclusión, hoy en día no dejamos que nuestros hijos aprendan a equivocarse, a afrontar los problemas y a gestionar sus frustraciones. Por eso siempre están esperando a que alguien les ayude constantemente, que les sujete para que no se caigan y les ayuden a levantarse. A mi no me educaron así y nunca me sentí ni sola ni abandonada y ahora solo espero poder educar a mi hija y coeducar a mis alumnos la mitad de bien que lo hicieron mis padres y profesores de los cuales guardo un emotivo recuerdo.
Educación en valores
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