Si tuviésemos que buscar una variable que fuera eje central en las relaciones interpersonales sin lugar a dudas hablaríamos de la comunicación. Si ya de por sí la relación entre las personas resulta una tarea especialmente compleja, en la que casi todos consideramos tener razón, afirmamos comprender al otro y consideramos que es nuestro punto de vista el adecuado y certero, la relevancia y la importancia de la comunicación en las relaciones padre hijo es vital y realmente complicada.

Como en casi todas las cuestiones los afectos, las emociones guían e influyen notablemente en cualquiera de nuestras decisiones, para bien o para mal, de ahí la importancia de ser consciente de ello de cara a intentar mejorar la comunicación con nuestros hijos, o lo que es similar, mejorar la relación con ellos.

En la mayoría de las ocasiones tendemos a considerar la palabra, hablada o escrita, como la parte importante en el discurso que mantenemos y dejamos en un segundo plano los gestos, posición, tono de voz, es decir, todo aquello que conforma lo que denominamos la comunicación no verbal. La discrepancia entre ambos lenguajes genera una información confusa y engañosa que altera el discurso y la comprensión del mensaje.
Existe una gran diferencia entre aquello que yo intento comunicar y lo que recibe el receptor, sin embargo rara vez somos demasiado consciente de ello, tendemos a dar por sentado que el mensaje que yo estoy convencido he trasmitido, es el mismo que el que ha llegado al receptor y solemos tener dificultades para considerar que el error nazca quizás de nuestra manera de comunicar. 

En toda comunicación familiar, los afectos y emociones dificultan notablemente atender al otro sin juicios y con el ánimo constructivo esencial para abordar cualquier problema, este aspecto se muestra en nuestros gestos y actitudes que en ocasiones intentamos velar bajo palabras ensayadas o bien intencionadas, pero que difícilmente conseguimos ocultar. Además los prejuicios alteran la comprensión y la diferencia entre lo que has dicho y lo que realmente quieres decir, lo que provoca una duda habitual en cualquier receptor del mensaje.

Esto hace que la comunicación con las personas a quienes queremos se transforma en todo un arte, difícil de realizar pero que es imprescindible atender en toda su complejidad, para intentar abordarlo con ciertas garantías.

El canal que utilicemos, el momento adecuado para mantener la conversación se transforman en elementos esenciales para logar llegar hasta la persona a quien amamos y deseamos ayudar. Sin olvidar que el receptor es un elemento cambiante y complejo que no siempre está preparado para escuchar lo que deseamos decir o para comprender lo que queremos explicarle.

Es importante entender también que la comunicación es un canal, en cualquier relación afectiva normal y sana, de ida y vuelta, es decir la comunicación no puede ser entendida como un discurso o charla en la que uno es el comunicador y el otro es un simple receptor. Es evidente que en la relación padre e hijo habrá momentos que se ajusten a ese formato, pero es necesario entender que no puede ser la única, ni muchísimo menos la más frecuente de las formas en que nos comunicamos. Hablar de comunicación es hablar de relación entre personas y eso exige comprendernos o al menos realizar el esfuerzo para que eso ocurra.

Deja una respuesta

Latest Posts
abril 2024
L M X J V S D
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930