Madrugar un sábado tuvo su recompensa. Nada más llegar a las instalaciones no paramos de hacer actividades y juegos. Por un lado, aprendimos e interactuamos con los animales de la granja (patos, tortugas, gallinas, conejos, cerdos, caballos, burros,…), y por otro, nos aventuramos en las actividades de tiro con arco, puente tibetano, tirolina y rocódromo.
Al día siguiente, realizamos los talleres de elaboración de jabones con distintos aromas y los herbarios (unos cuadernillos que coloreamos y en donde pegamos todas las hojas que habíamos recogido en la senda del sábado por tarde).
En conclusión, un fin de semana fantástico en donde no faltó de nada: risas, bailes, canciones, vivencias, una velada nocturna, una comida riquísima y sobre todo, la suerte de haber podido disfrutar de todo esto en la mejor de las compañías, con nuestros amigos.
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