Hoy día el deporte ha tomado gran protagonismo en la vida de los adultos, incluso durante el confinamiento la búsqueda de estar activo ha crecido ya no sólo como el camino para estar en forma sino como una vía de escape al trabajo y la rutina diaria. Es cierto que los acontecimientos nos han llevado a cambiar nuestra forma de relacionarnos y con ello de hacer ejercicio. Pero hemos sabido adaptarnos y combinar la seguridad con la mejora de nuestro estado físico. 

En el caso de los más pequeños de la casa este periodo lo han sufrido de una forma más pronunciada, pues para algunos ha supuesto más sedentarismo del que ya pudieran tener. Por ello debemos pensar en la necesidad de volver a reiniciar unas rutinas de actividad, incluso más que las nuestras como adultos. Bien es cierto que con la vuelta a la “rutina” del colegio los niños van a realizar ejercicio tanto en las clases de Ed. Física como en los patios jugando, pero esta actividad no es ni de lejos suficiente para su desarrollo. No estamos hablando tampoco de atosigar a los pequeños con múltiples extraescolares (a día de hoy limitadas) hasta que queden exhaustos, pues no debemos olvidar que son pequeños en desarrollo y los sobre esfuerzos pueden ser lesivos para ellos. 

Pero si nos damos cuenta y echamos la vista atrás eran tiempos en donde los niños/as salían a las calles a jugar y dedicaban gran parte de su tiempo libre a pasar tiempo con sus amigos jugando en los parques e inventando juegos. Situaciones que a día de hoy son cada vez menos comunes, ya no tanto por la situación que estamos viviendo, sino por el gran auge de las nuevas tecnologías que ha provocado que los niños pierdan el interés por las actividades más físicas, con la consiguiente pérdida de interacción social. Además unido a la gran ingesta de alimentos procesados y de comida con altos niveles de azúcar, está provocando un aumento considerable de la obesidad infantil así como los casos de diabetes. Bien es cierto que no debemos volvernos locos con la alimentación, pues los extremos no son buenos, pero si deberíamos tratar de seguir unas pautas de alimentación basada en productos más saludables y elaborados en casa.

Volviendo al deporte, cualquier actividad extra que nuestros pequeños quieran realizar será buena para ellos. Pues no debemos olvidar que el deporte no sólo les genera una mejoría física, sino que la práctica activa puede venir en muchos casos acompañada de: un incremento y mejora de la autoestima, mejorará sus relaciones sociales y aprenderán valores como el compañerismo, respeto o la deportividad. 

Y por supuesto deberíamos también incluir en su vida momentos de deporte o actividades a realizar en familia. Usando los fines de semana como nexo de unión entre deporte, familia y cultura. Llenemos la vida de nuestros hijos de momentos y experiencias que recuerden siempre: visitando museos, compartiendo paseos en bicicleta, viajando o simplemente jugando en el parque con los más pequeños. 

Por todo esto pensemos bien en cómo actuar con los más pequeños e incluso en nosotros como familia. Pongamos como objetivo enseñar buenos hábitos; buenos hábitos alimenticios, rutinas deportivas, relaciones sociales, momentos familiares y culturales pues al fin y al cabo vida sólo hay una y debemos enseñarles y compartirla con ellos. 
 

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