Es la gran pregunta de estos días para muchas familias frente a ciertas situaciones que se viven en la puerta de los colegios y escuelas. Es habitual que el inicio de la escuela provoque en el niño llanto, desconsuelo, no querer separarse de los padres, más sensibilidad de la habitual… Son reacciones normales. Esa angustia que sienten los niños en ocasiones se las llevan los papás y mamás de camino al trabajo en forma de nudo en el estómago. La buena noticia es que hay muchas estrategias que podemos aplicar desde casa para ayudar a los niños y niñas en este periodo.
Os preguntaréis ¿qué es lo que más necesitan de nosotros?
La respuesta, según Álvaro Bilbao, neuropsicólogo y autor del libro “El cerebro del niño explicado a los padres” es:
SEGURIDAD, SEGURIDAD Y… ¡SEGURIDAD!
¿Os imagináis cambiaros de trabajo, de casa y separaros de vuestra pareja todo a la vez? Así se sienten muchos niños cuando empiezan la escuela. Pierden todas sus referencias y fuentes de seguridad. La diferencia es que los adultos tenemos recursos emocionales e intelectuales para adaptarnos y los niños pequeños no. ¡Muchos de ellos se sienten totalmente desvalidos!
Por eso, las tres cosas que más necesitan los niños pequeños durante el periodo de adaptación es la seguridad:
- Seguridad en rutinas y horarios
Durante esta etapa es especialmente importante darles un entorno lo más predecible posible. Prepara al niño, explícale donde irá, qué actividad realizará, con quién estará y… ¡siempre destaca lo positivo! Sé puntual en la recogida, haz el mismo paseo de vuelta a casa, cenad a la misma hora… Mantener las rutinas en el mismo orden les ayuda mucho a predecir lo que va a pasar y sentirse más seguros y en control de su entorno.
- Seguridad en sus emociones
Pueden salir del cole llorando. Quizá estén más sensibles en casa, puede que furiosos. Así expresan su angustia o temores.
– Escucha cómo se siente, “Estas llorando. Pareces asustado”
– Valida sus emociones, “Me has echado de menos, verdad?”
– Evita restarle importancia con frases como “No llores”, “tú eres mayor”
– Los rituales de despedida, como los besos mágicos y una dosis extra de mimos ayudan. Saber que puede expresar sus emociones contigo le ayudará a sentir un poco más de seguridad el próximo día que vaya a la escuela.
- Seguridad en sus padres
Durante este período es totalmente normal que los niños se muestren menos alegres, más cansados, irritables y desafiantes.
Es frecuente que los padres malinterpreten estas actitudes y pierdan la paciencia. Ofrécele tu paciencia y atención especial por las tardes. Cuando muestre sus emociones, sean las sean, acógelo con amor y límites. Educar en positivoes una herramienta clave en esta etapa, porque les hace saber que sus padres no son una amenaza que les resta confianza, sino una fuente de seguridad emocional. Juega con él y acoge su estado emocional.
Resumiendo, vuestros peques deben saber que aunque no estéis juntos, vuestros corazones si lo están: “Siempre pienso en ti, cariño”
Fuentes:
- Álvaro Bilbao, neuropsicólogo, conferenciante, escritor y padre. Autores del libro “El cerebro del niño explicado a los padres”, entre otros.
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