El intercambio de energía entre las células y el exterior ocurre a través de una serie de reacciones químicas que se dan en el interior de el citoplasma y los orgánulos celulares. Todas estas reacciones químicas es lo que se conocen con el nombre de metabolismo, palabra que procede del griego, y cuyo significado es “cambio”.
Éstas reacciones químicas siguen una serie de transformaciones o pasos que se conocen con el nombre de ruta metabólica, y que se ven aceleradas o ralentizadas por una serie de proteínas que contribuyen en las mismas denominadas enzimas.
Además la inmensa mayoría de todas estas rutas metabólicas tienen uno o varios pasos en común, por ejemplo en la degradación de las grasas, en la síntesis de aminoácidos, o en la degradación de azúcares.
Estas rutas metabólicas son prácticamente universales en todos los seres vivos, pertenezcan al reino al que pertenezcan, dándose solamente pequeñas diferencias entre ellos.
Existen además algunas rutas exclusivas de determinados seres vivos como las plantas, cuyo gasto energético es, entre otros, para la construcción de sus paredes celulares de celulosa.
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