Muestra tu orden mental. En la forma de escribir se refleja la personalidad y la actitud de una persona. Según el tipo de sintaxis y ortografía que emplees, dejarás ver si tienes las ideas claras o si, por el contrario, tus razonamientos son dispersos y confusos. Alguien que redacta con buena ortografía demuestra su orden mental y su serenidad.
Es un buen ejemplo para los demás. Si evitas los errores ortográficos, te convertirás en un ejemplo de referencia para tus lectores. El hecho de no difundir planteamientos equivocados ayuda a conservar la autenticidad y esencia de nuestra lengua.
Aporte de seguridad al escritor. Si sabes que cuentas con las herramientas necesarias para expresarte de forma correcta, tendrás seguridad a la hora de enfrentarte a la elaboración de un texto.
Respeto al interlocutor. El hecho de escribir sin faltas de ortografía denota que damos el valor e importancia que merece a la persona que nos está leyendo. Aunque sea un texto breve, tiene que estar igual de cuidado con una redacción más extensa.
Carácter profesional del texto. Si utilizas palabras que demuestran tus conocimientos y tu adecuación al entorno profesional en el que buscas asentarte, tus textos ganarán validez. Una estructura ordenada de ideas y una buena exposición te convertirá en un profesional confiable y serio.
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